¿Cómo quiero vivir ejemplos?

Si observamos la situación de hoy por medio de los ojos de la economía clásico, la situación es trágica. No posee precedentes. Es el paro más esencial de la economía en toda su crónica. Un caso de muestra de lo impredecible. Un cisne negro. Desempleo. Recesión. Déficit. Deuda. Todas y cada una de las expresiones que indican una gran nube de la que difícilmente saldremos por factores habituales. Según un producto de Ramón Tamames, solo en España estaríamos comentando de una caída del PIB del 12%.

Pero, ¿y si le ofrecemos la vuelta y pensamos en esta situación como una ocasión para llevar a cabo las cosas de otro modo, para por último buscar la opción alternativa a nivel económico sostenible, popular y medioambiental que varios deseamos? ¿Transformar en rutina todos y cada uno de los actos de generosidad que vivimos estos días?. ¿Qué sucede si en vez de meditar en concepto de PIB pensamos en vivir de otra forma de manera permanente, en generar menos cosas sin acrecentar la pobreza? Si la economía es la manera en que administramos nuestros elementos y los transformamos en lo que requerimos para vivir, la contestación es simple. Administremos mejor los elementos finitos y fomentemos los infinitos: tiempo, relaciones importantes, lo que nos hace sentir bien. Que todos y cada uno de los artículos predeterminado sean orgánicos, sostenibles, regenerativos. Que la prosperidad de unos pocos no signifique la pobreza y exclusión de la mayor parte. Seamos mucho más frugales. Compartamos. Que no se repita la crisis de 2008 donde se salvaron los poderosos, las elites y se dejó caer a la multitud para irse a un planeta considerablemente más dispar.

La maldita etiqueta de la que sientes que no puedes salir.

No te permite salir de ahí. Entonces actúas según tu etiqueta, según lo que aguardan el resto, lo que se estima de ti. La barahúnda de los otros, del deber, de la prisa. Lo que esta sociedad espera de ti. Lo que tu ambiente espera. De lo que se piensa que tienes que llevar a cabo. La etiqueta que se le asignó: «el bueno», «el capaz», «el jocoso», «el trabajador», «el que jamás falla», «el exitoso», «el fracasado». una».

Ahí es donde comenzamos a dejarnos llevar por la corriente. Y en ocasiones está bien, hasta el momento en que te percatas de que en ocasiones te distancia de donde verdaderamente deseabas verte, de donde deseabas ir.

Sobre Medellín…

¿Qué nos afirmaríamos, aquí en Medellín, frente a las cuestiones sobre quién desea ser y de qué forma desea vivir la localidad?- Cuestiones sobre la sustentabilidad.

Lo primero es que, en mi caso, comenzaría por admitir el sendero de transformación que hemos paseo, con esa capacidad de cambios en un corto plazo; y del mismo modo resaltaría esa sensación de insatisfacción que nos acompaña, pues sabemos que pese a los enormes adelantos es claro que aún clamamos por el cambio mucho más profundo de todos, el cambio en el corazón de nuestra localidad: cultura .

No hay un único sendero que te lleve al éxito

Frecuentemente he comprobado que no hay un único sendero para lograr la alegría, para sentirte efectuado y feliz.

No hay solo una opción, existen muchas.

Lo que amas

En la primera hoja redacta todas y cada una de las cosas que amas. No te dejes nada, puedes redactar lo que disfrutas realizar, si bien hace bastante tiempo que no lo practicas.

Por poner un ejemplo, puedes querer el arte; tener relaciones con la multitud; contribuir a la gente; educar; tocar un instrumento; dibujar; animales; coser o realizar manualidades; jugando juegos para videoconsolas; viajar; cocinero; diseño en la PC; adornar habitaciones de la vivienda; Volver a poner muebles; etcétera

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